Reclamo y marchas a 14 años de la desaparición de Jorge Julio López

Ayer 18 de septiembre se cumplieron catorce años de la desaparición de Jorge Julio López, ese mismo día debía presentarse en los Tribunales de La Plata, en la audiencia de alegatos de la causa contra el represor Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad, donde ya había declarado en calidad de testigo.

La mañana del 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López debía presentarse en los Tribunales de La Plata, en la audiencia de alegatos de la causa contra el represor Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad, donde ya había declarado en calidad de testigo.

Sobreviviente de la dictadura, López nunca había llegado tarde a la sede municipal donde se desarrollaba el juicio que llevaba adelante el Tribunal Oral Federal, en el que se investigaba al policía bonaerense por delitos aberrantes. Por eso sus abogadas y sus compañeras sintieron un frío por la espalda. "Lo chuparon", dijo tajante Nilda Eloy.

El Viejo, como le decían, le había dicho "quiero ir a escuchar a Etchecolatz, esta vez es por los compañeros". A 14 años de aquel momento, este viernes hubo marchas y actos en las principales ciudades del país por su memoria y para seguir exigiendo el esclarecimiento de su segunda desaparición, porque a pesar de numerosas y válidas pruebas nunca hubo un sólo imputado en la causa judicial.

Ruben López, hijo del testigo, dijo que su familia lleva 14 años velándolo, y difundió un homenaje virtual: en el video que subió a Instagram lo acompañaron Sergio Maldonado, Charly Pisoni y Taty Almeida, entre otros.

"López fue querellante y testigo en el juicio en cuya sentencia logramos por primera vez el reconocimiento de que los crímenes de Etchecolatz fueron cometidos en el marco de un genocidio", recordaron los organismos de derechos humanos y organizaciones sociales nucleadas en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVyJ). En el acto realizado en Plaza de Mayo, en medio de gigantografías con el rostro del testigo desaparecido y banderas predominantemente rojas, dijeron que "el secuestro y desaparición de Julio mostró con crudeza los mecanismos de impunidad que persisten en el Estado, descubrimos que 9 mil policías de la Bonaerense habían prestado servicio durante el genocidio y seguían en actividad, tal como admitió Felipe Solá, gobernador provincial en aquel momento".

Para el EMVJ, la “maldita policía” y el entorno de Etchecolatz fueron protegidos por los sucesivos gobernadores. "Recién después de dos años la causa se caratuló como desaparición forzada y pasó a la justicia federal, donde padecimos por años al juez Manuel Blanco, que también venía de la dictadura. El resultado fue una causa llena de pistas falsas y absurdas, hasta rastrillajes basados en videntes". De hecho, nunca hubo imputados ni fueron investigados los represores que López había acusado.

"Desde la desaparición de Julio, todos los gobiernos encubrieron a la Bonaerense", expresó el colectivo, al tiempo que remarcó la continuidad represiva de esa fuerza. "Es la misma policía responsable de las desapariciones de Miguel Bru, López y Facundo. La que asesinó a Kosteki y Santillán, a Luciano Arruga, la responsable de la masacre de Monte y de cientos de casos de gatillo fácil", denunció.

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