Arsat: "No tenemos claro qué quiere hacer el Gobierno"

El principal conflicto está en el brutal ajuste sobre los salarios de los trabajadores, que no recibieron aumentos y perdieron un 54 por ciento de poder adquisitivo.

El Sindicato de las Telecomunicaciones (FOETRA) Buenos Aires ha manifestado su descontento ante el desmantelamiento de Arsat, la empresa pública de telecomunicaciones, bajo la gestión de Javier Milei.

Claudio Marín, secretario general de FOETRA, expresó en una entrevista con Víctor Hugo Morales que la empresa, reconocida por su innovación tecnológica y su papel en la reducción de la brecha digital, está siendo objeto de un ajuste que afecta principalmente a los salarios de los trabajadores, quienes no han recibido aumentos, provocando una pérdida del 54% en su poder adquisitivo.

La situación económica crítica de los empleados ha llamado la atención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ha considerado legítima la queja y ha requerido una respuesta aún no dada por el gobierno. Junto con el congelamiento de salarios, Arsat enfrenta una fuga de talentos y constantes renuncias debido al clima laboral desfavorable.

A pesar de estos desafíos, la empresa muestra congruencia financiera, generando ingresos netos significativos que no son reinvertidos debido a la falta de planificación estratégica. Arsat no solo aporta 30 millones de dólares netos al Estado, sino que posee considerables activos, incluyendo satélites y una red de fibra óptica que atraviesa todo el país.

Marín expresó su desconcierto frente a los rumores que enlazan a Elon Musk con movimientos satelitales, remarcando que estas ideas no incluyen una intención de adquirir Arsat, lo cual reforzaría el potencial tecnológico nacional. "Lo que intentan es socavar el proyecto argumentando su inviabilidad; está claro que, sin inversión, la eficacia de la empresa queda comprometida", añadió Marín.

Además, señaló un problema significativo: la deuda del Gobierno con Arsat, que supera los 200 mil millones de pesos por servicios provistos a escuelas rurales, una cantidad considerable que afecta la liquidez de la empresa. Sin embargo, en medio de este panorama, Marín asegura que la rentabilidad de Arsat persiste.

El discurso final del gremialista reafirma la voluntad de los trabajadores de continuar luchando por sus derechos laborales, buscando movilizarse para revertir las medidas que amenazan con socavar una empresa que, actualmente, es el motor financiero del sector tecnológico público.

Marín concluyó que persiste en el intento de explicar al Gobierno que un desguace de Arsat representa un retroceso en el alcance tecnológico y social que el país no puede permitirse.

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