La iniciativa comenzó como una serie de intervenciones de arte público con stickers, una forma novedosa de expresión que rápidamente evolucionó hacia una exposición fotográfica. Carolina Barrientos explicó el origen del proyecto en una entrevista con “Radio C”, por Petroleros Jerárquicos Radio (106.1 MHz).
"En este verano, como yo soy docente, Laura trabaja en otro ámbito, pero también desarrolla su lado artístico, y Roxana Rubilar, que es otra de nuestras compañeras, también es profesora, buscamos en nuestro receso encontrar un momento para hacer producción artística, ¿no? Yo, si bien me dedico al muralismo, también hago fotografía. Comenzamos a hacer unas salidas de arte público en las que hacíamos intervenciones con stickers. Es una forma, se puede decir nueva, de arte: dejar un sticker pegado en espacios de la ciudad, en postes, o lugares por lo general metálicos, y eso se convierte en una especie de obra de arte. La idea era que esos stickers fueran hechos con fotografías de nosotras tres”.
Con el tiempo, el proyecto fue tomando forma y se transformó en la muestra que actualmente se exhibe en el taller de cerámica Cactus, en Rada Tilly. Carolina destacó la importancia de la elección del espacio:
"Aunque es una muestra muy sencilla, para nosotras era importante esta posibilidad de demostrar que las muestras fotográficas no necesariamente tienen que realizarse en una galería o un museo; también pueden ser en un espacio donde se produce este cruce con otro lenguaje, como es la cerámica”.
El aporte de cada artista
Cada una de las integrantes del proyecto aporta una perspectiva única. Carolina, quien también es muralista, explicó la diversidad de temáticas que aborda la exposición: "Roxana, por su parte, hizo un registro de perros callejeros y, además, en la muestra tiene toda una secuencia del lugar Tamariscos, del paraje Tamariscos. Y bueno, mis fotos están enfocadas en la flora, la fauna y los cielos”.
Laura, por otro lado, centró su trabajo en la flora nativa de la Patagonia, destacando su importancia y belleza: "Yo manejo todo lo que es plantas nativas. Lo mío es salir al campo y sacar fotografías. Todo lo que tiene que ver con la flora autóctona, que a veces es muy efímero poder observarla porque todo lo que es floración ocurre en un periodo de tiempo muy corto, unos tres meses. Y uno, si no está todo el tiempo yendo a esos lugares específicos, no tiene posibilidad de registrar toda la planta”.
Este enfoque en la flora autóctona también busca revalorizar lo que muchas veces pasa desapercibido en el paisaje cotidiano. Laura explicó: "La variedad y la diversidad que tiene la flora patagónica es impresionante. En la zona urbana, inclusive en muchos terrenos o casas, han quedado algunos vestigios de lo que es flora nativa. Por ejemplo, el porotillo, que se ve como manchones anaranjados, o el shaoxing, que tiene frutitos rojos. También se ve mucho botón de oro, esas flores amarillas que muchas veces se confunden con maleza o algo que se debería sacar."
Luz de Patagonia: una invitación a mirar más de cerca
La muestra Luz de Patagonia es una oportunidad única para redescubrir la belleza de la región a través del lente de tres mujeres que, desde diferentes disciplinas, logran capturar y transmitir la esencia de su entorno. Con fotografías de paisajes, animales, flora y registros de la vida urbana como los perros callejeros, esta exposición invita al público a observar en detalle lo que muchas veces se pasa por alto.
El proyecto Luz de Patagonia, expuesto en el taller de cerámica Cactus en Rada Tilly, es mucho más que una simple muestra fotográfica. A través del lente de tres artistas, la exposición invita al público a reflexionar sobre la belleza natural de la Patagonia, la importancia de la flora autóctona y la conexión del arte con la comunidad. Cada una de las integrantes del equipo aporta una perspectiva única, demostrando cómo el arte puede ser una herramienta poderosa para revalorizar lo cotidiano.
La naturaleza como inspiración y desafío
Laura Antinier, técnica ambiental y apasionada por la flora patagónica, encontró en la fotografía una manera de documentar la riqueza de las plantas nativas y compartir su conocimiento con el público. Su experiencia en el Jardín del Árido Patagónico fue el germen de este trabajo: "Empecé a trabajar hace muchos años colaborando con el Jardín del Árido Patagónico, que está detrás de la universidad. Una de las tareas era replicar semillas para poder reintroducir plantas en el lugar. Al salir a recorrer y buscar semillas, empecé a observar las distintas etapas de las plantas a lo largo del año”. Con el tiempo, Laura fue registrando cada etapa del ciclo de vida de las plantas —desde la floración hasta su estado vegetativo— y compartiendo las imágenes en su página de Instagram, @colordecampo:
"Durante esos años fui haciendo un registro detallado de las plantas en sus diferentes etapas: flor, fruto y vegetativa. Cuando tengo suficientes fotos para que la explicación sea clara, subo un álbum a la página. Es una forma de compartir este conocimiento y ayudar a otros a identificar las especies”.
Laura también destacó la importancia de cambiar la mirada sobre la flora autóctona, muchas veces subestimada: "La flora patagónica tiene estructuras que realmente asombran. No son solo espinas y hojas secas, como muchos creen. Hay flores, colores y detalles increíbles. Cuando uno observa de cerca, se da cuenta de que esas flores tienen colores vivos, como rojos, anaranjados y amarillos”.
Un ejemplo que compartió con entusiasmo fue el de la Baccharis darwini, conocida como chilca: "Es parecida al diente de león, porque pertenecen a la misma familia. Los frutos, cuando están listos para dispersarse, forman un pimpollo de pelusa que parece un diente de león. Y esa pelusa, con el viento tan típico de la Patagonia, les permite dispersarse mucho más lejos."
Por su parte, Carolina Barrientos, quien lleva más de 10 años dedicada al muralismo, vio en esta muestra una oportunidad de volver a conectar con la fotografía, una disciplina que había dejado en pausa: "Esta muestra fue una posibilidad que encontramos con las chicas para que yo reavive lo que es el trabajo de la fotografía”.
El muralismo, su principal lenguaje artístico, está profundamente ligado a la participación comunitaria: "El muralismo son pinturas de grandes dimensiones en muros de espacios públicos. Trabajo en un proyecto que depende del Instituto 806, que se dedica a donar pinturas murales a instituciones públicas. Siempre trabajamos de manera colectiva con las personas del lugar y los vecinos que quieran participar”. Entre los murales que ha realizado, Carolina destacó los de lugares emblemáticos de Comodoro Rivadavia, como la Escuela 83, la Catedral y el Hospital Alvear, donde colaboró con los Paya Médicos para crear una obra colectiva: "La idea es acercar el arte a la gente. Por eso hacemos las pinturas colectivamente, involucrando a la comunidad."
Roxana Rubilar: el contraste del blanco y negro
Aunque Roxana Rubilar no pudo participar en la entrevista, sus compañeras hablaron sobre su contribución al proyecto, principalmente a través de su trabajo audiovisual y fotográfico en blanco y negro. Roxana se centró en dos temas principales: los perros callejeros y los paisajes del paraje Tamariscos. Carolina explicó: "Roxana trabaja más desde lo audiovisual, es comunicadora visual. Tiene un registro documental de unas visitas al paraje Tamariscos y una secuencia de fotografías de perros callejeros, que acá en Comodoro hay muchísimos. Toda su obra es en blanco y negro”. El registro de perros callejeros no solo captura su cotidianidad en la ciudad, sino que también aborda una problemática social:
"Es un tema romántico, si se quiere, desde cómo se ve al perro. Pero también es un tema polémico, por el cuidado que deberíamos tener y por la necesidad de evitar que haya tantos animales en la calle."
Un espacio que une disciplinas y comunidad
La elección del taller de cerámica Cactus como sede de la exposición no fue casual. Según Carolina, este espacio representa la idea de que el arte no necesita limitarse a museos o galerías tradicionales: "Aunque es una muestra muy sencilla, para nosotras era importante esta posibilidad de demostrar que las muestras fotográficas no necesariamente tienen que realizarse en una galería o un museo; también pueden ser en un espacio donde se produce este cruce con otro lenguaje, como es la cerámica”. El ambiente acogedor y la conexión con otras disciplinas artísticas permiten que los visitantes vivan una experiencia única, donde la fotografía y la naturaleza dialogan con el arte cerámico.