Francisco pidió no ser embalsamado: ¿Cómo conservaron su cuerpo?

El Papa sorprendió con sus últimos deseos. Dejó expresamente detallado cómo quería que fuera su despedida.

El papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y figura clave de la Iglesia en el siglo XXI, eligió dejar el mundo con la misma sobriedad con la que vivió. Apenas conocida su muerte, el protocolo establecido por él comenzó a cumplirse sin demora.

En lugar de un extenso operativo ceremonial, se realizó el rito de constatación de la muerte en su propia residencia, seguido del traslado inmediato de su cuerpo al féretro. Allí mismo, en la capilla privada del edificio, comenzó la vigilia en su honor.

Esta decisión rompe con una larga tradición de funerales papales marcados por la solemnidad y la ostentación. Francisco prefirió eliminar símbolos clásicos como el báculo papal y dejó fuera la estructura de tres ataúdes (ciprés, plomo y madera dura), reemplazándolos por un único féretro de madera recubierto en zinc. Su cuerpo permaneció a la vista, pero sin catafalco ni grandes ornamentos. La intención era clara: evitar toda espectacularidad y enfocarse en la espiritualidad del momento.

Además, el pontífice dejó por escrito su voluntad de descansar en una tumba modesta dentro de la basílica de Santa María la Mayor, lejos de las grutas vaticanas donde descansan la mayoría de sus predecesores. El gesto no solo expresa su humildad personal, sino también un mensaje directo a la Iglesia: menos poder terrenal, más servicio.

¿COMO CONSERVAN EL CUERPO DEL PAPA?

Apenas se confirmó la muerte del Papa, su cuerpo fue cubierto con la tradicional vestimenta papal y antes de ser velado en la capilla de la residencia de Santa Marta, fue sometido a una técnica de conservación especial, ya que Francisco dejó manifestado en su testamento que no quería ser embalsamado.

Por esta razón, se recurrió a la técnica de conservación denominada "tanatopraxia", destinada a conservar el cuerpo de manera aceptable para que los fieles pudieran despedirse hasta este sábado, día en que se realizó el funeral.

Al igual que sus predecesores -según recuerdan medios internacionales - Benedicto XVI, Juan Pablo II, Juan Pablo I y Pablo VI, a Francisco se le practicó una tanatopraxia, un procedimiento que preserva temporalmente el cuerpo humano.

La técnica consiste en el afloramiento de arterias principales, como la carótida, por donde se introduce una cánula hasta el corazón.

A través de un sistema de presión, se inyecta una sustancia química que reemplaza la sangre, mientras esta es drenada por la yugular. El objetivo es mantener el cuerpo en condiciones aceptables durante los días de velatorio, sin alterar su curso natural de descomposición.

Actualmente se utiliza un método que reemplaza la sangre con una solución química a base de agua, alcohol, colorantes y formaldehído. Se introduce por las venas del cuello, busca desinfectar los tejidos y ralentizar su deterioro natural.

Este novedoso procedimiento permite mantener la integridad del cuerpo durante los días que dura la exposición pública, sin necesidad de técnicas como el vaciado de órganos o el relleno de cavidades.

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