Este requerimiento buscaba que Lijo pudiera asumir un cargo en el máximo tribunal sin tener que renunciar a su actual puesto como juez federal.
El fallo fue respaldado por los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Manuel García-Mansilla, quienes se manifestaron en contra de la posibilidad de que Lijo integre la Corte sin abandonar su cargo en la justicia federal. Por otro lado, el magistrado Ricardo Lorenzetti se mostró en minoría, argumentando a favor del nombramiento de Lijo y proponiendo que se proceda con su incorporación al tribunal.
Esta decisión marca un momento clave en la dinámica de la Corte Suprema y subraya las diferencias de opinión entre sus miembros respecto a la compatibilidad de funciones en el ámbito judicial.