La luna, la bandera argentina y dos trabajadores

Mauro Esains capturó un momento único entre dos trabajadores, la bandera argentina y la luna llena. La imagen se volvió viral por su potencia simbólica y espontaneidad.

Mauro Esains, fotógrafo de Comodoro Rivadavia, no imaginó el impacto que tendría una imagen que captó casi por casualidad. El lugar fue el barrio Pietrobelli, justo al final de la avenida Alsina. Mauro se encontraba allí por motivos laborales y, como suele hacer, llevaba su cámara.

Sabía que esa noche habría luna llena. Había hablado del tema con un amigo y aunque su intención original era tomar fotos desde el faro o el muelle, los compromisos laborales lo encontraron en ese punto alto de la ciudad. Era el viernes 11 de abril, alrededor de las 19:00, cuando la luna empezó a asomar detrás de los edificios. El cielo comenzaba a oscurecerse y el ambiente estaba inusualmente silencioso.

Mientras enfocaba su lente largo hacia el horizonte, escuchó una voz a su lado: “¡Qué cosa hermosa! Yo no soy de acá y nunca había visto esto”, le contó Esains a El Patagónico que oyó de boca uno de los trabajadores que luego protagonizaría la imagen.

Poco después llegó su compañero y al saludarse Mauro supo que se conocían. Uno de ellos le pidió una foto, pero el lente que tenía montado no era el adecuado. Regresó a su camioneta, cambió por uno más corto y volvió.

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Fue entonces cuando se dio el momento mágico: uno de ellos sacó una bandera argentina de su mochila, se la envolvió sobre los hombros y se abrazó con su compañero, quien sostenía una pala y una bolsa con productos del supermercado.

“Fue todo espontáneo, nada preparado”, relató Mauro. “Yo estaba más pendiente de la luna que de ellos y la verdad ni pensaba publicar la foto. Pero terminó siendo un momento único; de esos que solo te regala la fotografía si estás con la cámara en la mano”.

La imagen, que reúne en una sola toma la luna llena, la bandera, el trabajo y la amistad, se volvió viral en las redes sociales. Personas de distintos puntos del país comenzaron a compartirla con emoción. Y aunque Mauro nunca volvió a ver a los protagonistas, su fotografía quedó como testimonio de un instante simple, profundo y genuinamente argentino.

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