Tras la crisis de broncoespasmo, el Papa pasó una noche tranquila

Harán falta 24-48 horas para saber cómo incide este empeoramiento en el cuadro clínico general.

Después del nuevo susto de ayer, cuando el papa Francisco, de 88 años y pronóstico reservado, volvió a tener una crisis aislada de broncoespasmo, cientos de miles de católicos dieron un respiro de alivio cuando este sábado, a las 8 y media locales, su vocero, Matteo Bruni, dijo que “el Papa pasó una noche tranquila y está descansando”.

El cauto optimismo de los últimos días, en efecto, cambió dramáticamente ayer con el último parte médico, que informó de un “repentino empeoramiento del cuadro respiratorio”. Los médicos hicieron saber que harán falta 24-48 horas para saber cómo incide este empeoramiento en el cuadro clínico general del Papa, ya muy frágil e internado desde hace dieciséis días por una bronquitis que degeneró luego en una neumonía bilateral.

“A primera hora de la tarde de hoy, después de una mañana alternando fisioterapia respiratoria a oraciones en la capilla, el Santo Padre presentó una crisis aislada de broncoespasmo que, sin embargo, desembocó en un episodio de vómitos con inhalación y un repentino empeoramiento del cuadro respiratorio”, informó el parte médico de ayer.

“El Santo Padre fue prontamente broncoaspirado y comenzó una ventilación mecánica no invasiva, con una buena respuesta al intercambio gaseoso”, siguió. “El Santo Padre se ha mantenido siempre vigilante y orientado, colaborando con las maniobras terapéuticas. Por tanto, el pronóstico sigue siendo aún reservado”, añadió.

Fuentes del Vaticano admitieron que con esta recaída el Papa -que se encuentra ahora con una máscara que cubre nariz y boca con un soporte de oxígeno mayor, pero no intubado, según aclararon-, volvió a agravarse e ingresar en un “estado crítico”. Según el equipo médico que lo atiende, harán falta 24-48 horas para evaluar cómo este empeoramiento incide en su estado clínico: el temor, es una nueva infección en los pulmones debido a la broncoaspiración, llamada “neumonía por inhalación” (ab ingestis).

Las mismas fuentes precisaron que la crisis comenzó a las 14 locales y terminó “durante la tarde”. Explicaron, además, que se trató de una situación distinta a la del sábado pasado, cuando el Papa tuvo una crisis respiratoria asmática prolongada -luego superada- que se generó porque no podía respirar.

En este caso, la crisis tuvo que ver con un ataque de tos que provocó luego el vómito, que fue inhalado y terminó en los bronquios, que debieron ser aspirados.

Este episodio también logró ser superado, destacaron las fuentes, a partir de una ventilación mecánica no invasiva -maquinaria que implica una máscara para el oxígeno que cubre nariz y boca, distinta y más potente de la mascarilla tipo Ventimask mencionada en el parte de ayer-, que determinó una “buena respuesta al intercambio gaseoso”. Esto último significa la capacidad de los pulmones de inspirar oxígeno y restituirlo al cuerpo, que “volvió a los valores precedentes a la crisis”, subrayaron. Cuando hay crisis similares puede haber consecuencias mucho peores, comentaron, pero no fue el caso del Papa ya que la oxigenación volvió a los niveles anteriores a la crisis. De todos modos, sigue en pronóstico reservado y aún no se encuentra fuera de peligro, resaltaron.

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